redo,
la cual es infinitamente superior a la
adulterada en Nassau.
Que no ha sido J.
A. Rodríguez Ferrer el único
arreglador ni el único armonizador
ni instrumentador del Himno de Bayamo
sino que varios otros compositores han
hecho del Himno versiones diferentes.
(Véase la lista de las más
conocidas versiones en la Contraportada).
Que tenemos necesidad
de cubanizar nuestro Himno Nacional, y
de unificar su interpretación.
Si en estos momentos se está realizando
una campaña antipatriótica
y personalista a fin de desorientar la
opinión pública, yo, en
cambio , mantendré mi propósito
de informarla en todo lo que me sea posible,
para que el pueblo de Cuba conozca la
verdad de lo que ha venido ocurriendo
en el proceso histórico del Himno
de Bayamo.
Y ahora para terminar les diré que
al decidirme a analizar detalladamente
la melodía de Figueredo y escribir
mi versión del Himno y luego publicarla,
he tenido muy presente las palabras que
leyera ante la Academia de la Historia
el abogado consultor del Ministerio de
Estado, Dr. Enrique Gay Calbó,
el 24 de Febrero de 1945, porque ellas
entrañan el afán de que
se rectifiquen las adulteraciones que
contienen las ediciones que se han hecho
del Himno Nacional, afán que ha
existido siempre entre la clase cultural
de Cuba, que incluye, como es lógico,
a sus músicos conscientes. Sus
palabras fueron estas:
Mediante esa versión (se refiere
al manuscrito de Figueredo) se podrá
cumplir el propósito que ha habido
siempre de que el Himno
oficial sea el verdadero, sin mixtificaciones
y sin otros arreglos que los aconsejados
por la técnica, para limpiarlo
de errores y de interpolaciones que lo
modifican y adulteran sin mejorarlo.
Y he tenido presente también el
consejo que diera el Dr. Matías
Duque, Coronel del Ejército Libertador,
al publicar su libro de Lectura, Nuestra
Patria, en 1925, y el cual, después
de referirse al Himno de Bayamo de 1868,
dice lo siguiente:
La tradición alteró
las notas, los compases y la letra del
Himno auténtico; pero lo más
grande no es esto, querido hijo, sino
que la música
y la letra auténtica de aquella
marcha fueron arregladas por artistas
de la paz, y el Gobierno cubano, indebidamente,
consistió esas modificaciones,
y el Himno Nacional no es hoy La Bayamesa,
sino una música que no vibró
al tronar del fusil, que no oyó
el bravo soldado, herido o moribundo,
que no se escuchó a los fulgores
de los cañones combatientes ni
a los relámpagos apocalípticosdel
machete libertador, nuestro Himno de ahora
sólo muestra las alegrías
de la paz; él
debía ser rectificado, y yo te
pido que en un día ayudes a esa
rectificación.
|