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Los maestros de canto están acostumbrados a darle solución a detalles similares que se encuentran hasta en obras de los clásicos, pues la concordancia de la acentuación musical con la literaria es esencialísima y, a veces, se les escapa a los compositores en el momento de la inspiración y como que el Himno deber ser cantado con toda perfección, en mi meditación analítica del caso decidí invertir el orden de las dos notas correspondientes a dichas dos últimas sílabas, o sea, entonar la segunda antes de la primera, para que las palabras se perciban con su acentuación natural. En las ilustraciones Nos. 2 y 3 las notas tienen una pequeña flecha que indica la sencilla inversión de su orden. Obsérvese cómo queda la última sílaba de las palabras mencionadas en la ilustración Nº 15.

Esta es, en realidad, la única corrección que yo he hecho en mi versión del Himno y que he tenido el cuidado de hacer con las mismas notas de la línea melódica.

En cuanto al carácter musical de nuestro Himno no se le puede hacer ninguna objeción, pues pocas veces se puede encontrar una obrita de tan corta dimensión que sea más completa y que presente mejor sus variantes de expresión y de tonalidad que le Himno de Bayamo.

PLAGIOS QUE SE LE HAN ATRIBUIDO

Sin embargo, se ha insistido en que esta melodía tiene un gran parecido con dos o tres obras diferentes y quiero aprovechar la oportunidad de aclarar que no existe plagio en ninguno de los fragmentos que se han señalado.

Comenzando por orden diré que las dos primeras notas, que forman lo que en música se llama anacrusa, representan el ritmo de toda marcha: una corchea con puntillo y una semicorchea que completa el tiempo. Podría citar otras muchas marchas que empiezan igual y así comienza la melodía de los Himnos Nacionales de Costa Rica, Honduras, México, Paraguay, Uruguay, Perú, Panamá, Ecuador, Colombia, Chile, Bolivia y el de los Estados Unidos de Norte América.

Ahora bien, el hecho de que sean las mismas notas con que comienza el Himno que se dice era de Narciso López en 1850 no tiene en sí nada de extraño: 1ro. porque ambos están escritos en la misma tonalidad y esa figuración rítimica es un principio sui géneris en casi todas las marchas, y 2do. porque si Figueredo conoció ese Himno y lo dió por verdadero, no hubiera tenido nada de particular que así como Carlos Manuel de Céspedes cambió el triángulo de la Bandera de Narciso López por un cuadrado; pero quiso conservar la estrella y la combinación de los colores, rojo, azul y blanco, para la bandera revolucionaria del 68, Perucho Figueredo

 
 

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