EL MERITO DE LA MELODIA
ORIGINAL DE FIGUEREDO
Analizando con toda imparcialidad y cuidado
la melodía original de Figueredo,
he logrado confirmar, una vez más,
que su estructura estética es infinitamente
superior a la deformada, aunque con un
punto débil, o sea, que la música
del 1er. verso, la del 3ro. la del 2do
de la 2da. parte y la del siguiente, termina
en un arpegio descendente y en una tercera.
Obsérvense en la ilustración
No. 2, los pasajes indicados con una cincunferencia.
Este es el único detalle que produce
un ligero efecto de monotonía;
pero como en una obra de canto no se debe
analizar su melodía sin relacionarla
con la letra, al hacer esto me dí
cuenta de que el pequeño diseño
corresponde a la última sílaba
de las palabras bayameses
y gloriosa y que presenta,
además, una dificultad de entonación,
pues una de las cosas más difíciles
para los niños, principalmente
cuando empiezan a cantar, es el prolongar
una misma vocal a un sonido diferente,
y no lo hacen sin acentuarlo, porque no
saben ligar.
Como esto era ya una doble inconveniencia
y la melodía de un Himno Nacional
deber ser sencilla de entonación,
para que se pueda cantar por las masas
de un pueblo tanto como por los niños,
considerando el carácter nacional
de esta melodía me he hecho la
reflexión de que si Figueredo viviera,
él mismo, al revisar de nuevo su
melodía, como yo lo he estado haciendo,
habría mantenido la supresión
que en la melodía deformada se
había hecho ya de la última
nota de este primero y tercer miembro
de frase de la 1ra. parte, dejando solo
dicha terminación en la 2da. parte,
puliéndose así la estructura
global de la melodía y facilitando
al mismo tiempo, la major entonación
del Himno.
No tengo inconveniente en declarar que,
a pesar de la culpabilidad
que reconozco al adulterador del Himno,
en Nassau, entre las alteraciones que
hizo, la supresión de la nota a
que me he referido es la única
que ha servido de depuración a
la melodía.
Continuando mi análisis con el juicio
crítico que requiere la consideración
de la obra que es hoy nuestro Himno Nacional,
y en cuanto a la
concordancia que debe existir entre el
acento musical y el prosódico,
hallé que, por efecto especial
de la psicología del sonido, al
entonarse la última sílaba
de los vocablos muerte y valientes
con un sonido más agudo que el
que le corresponde a la sílaba
anterior se altera la acentuación
prosódica y dichos vocablos se
convierten en palabras agudas.
Obsérvenlo ustedes en la siguiente
ilustración Nº 14 A y B.
|