SUCESIVAS EDICIONES Y EXTRANJERISMOS
INTRODUCIDOS EN EL HIMNO
No he podido averiguar si Figueredo se
enteró de las primeras adulteraciones
que he relatado que se le hicieron al
Himno o si pudo protestar de ellas, porque
fiel a su ideología libertadora
se mantuvo primero en Bayamo como Jefe
militar y después en el monte,
cumpliendo su deber como Subsecretario
de Guerra de la República en armas,
planeando y ordenando los ataques que
se hacían, hasta que se enfermó
gravemente con el tifus y fué capturado
y fusilado en Santiago de Cuba, en Agosto
de 1870. Pero su canto de guerra siguió
latente, con más o menos pureza,
en el corazón de los patriotas
cubanos.
Los exilados del 68 lo cantaban a sotto
voce, y los que se hallaban en New
York se resistieron a admitir la adulteración
del Himno que aparecía como publicado
en El Cubano Libre, por lo
cual le encomendaron al Maestro Emilio
Agramonte que hiciera un arreglo más
fiel del Himno, con la letra original
que le suministraron, pero Agramonte tuvo
que reproducir la melodía ya adulterada,
porque nadie podía saber dónde
podría hallarse una copia de la
verdadera.
La versión de Agramonte se popularizó
inmediatamente entre los patriotas cubanos
y cuando comenzaron a planear la conspiración
que culminó en la guerra del 95
la cantaban a plena voz en las conmemoraciones
patrióticas, como sucedía
todos los años el día 10
de Octubre, hasta que después de
terminar la guerra empezaron a escribirse
y a publicarse, en La Habana, varios otros
arreglos del Himno.
Aparecieron tres, casi en el mismo año
de 1900. Parece ser que el primer arreglo,
aunque no fué publicado, y se dió
a conocer por copias manuscritas, fué
un arreglo para Banda compuesto por el
Maestro José Antonio Rodríguez
Ferrer y según las palabras que
de él se han reproducido en estos
últimos días, él
tomó la melodía adulterada
del Himno de Bayamo y compuso con ella
un pasodoble nada menos que para recibir
a algunos mambises que regresaban de la
manigua, pasodoble que según la
propia confesión del autor, se
ha venido usando como Himno Nacional,
indebidamente.
(1)
Amigos míos, ustedes tienen que
comprender que esa declaración
de Rodríguez Ferrer merece considerarse
mucho, pues esa forma de acompañamiento
de pasodoble que él le puso al
Himno es la que se emplea todavía
hoy para tocar el Himno Nacional, sobre
todo en su versión para Banda,
y debo aclararles que no es porque se
siga interpretando el arreglo de Rodríguez
Ferrer, sino porque como se hicieron algunas
copias manuscritas y se repartieron en
su
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