su obra, para que la oyeran
sus amigos y que el día que se
dió a conocer en público,
en la iglesia de Bayamo, instrumentada
como marcha religiosa, cuando se escuchó
en la procesión que recorrió
las calles de la ciudad, casi todos los
bayameses, que ya la conocían,
iban tarareando su música. De modo
que no puede pensarse que Figueredo la
estuvo tocando hasta entonces con una
sola mano
El hecho de que en su manuscrito aparezca
únicamente la melodía no
quiere decir que no la hubiera compuesto
con sus correspondientes acordes sino
que, como un autógrafo musical
se da como un recuerdo, lo mismo que una
firma, o bien se le pidió así,
o él estimó que era preferible
dejarle a Adela Morel el recuerdo de la
melodía revolucionaria completa,
a complacerla escribiendo un pequeño
fragmento con el acompañamiento.
Y hoy podemos reconocer que fué
un gran acierto el hacerlo en la primera
forma.
En lo que se refiere a la instrumentación
el caso es muy diferente. Para instrumentar
una obra se requiere saber la clase de
instrumentos con que cuenta el conjunto
de músicos que ha de interpretarla,
el tono en que algunos están afinados,
además, gran número de conocimientos
sobre el transporte que les corresponde
y la calidad de sus timbres, por lo que
no puede realizarse una instrumentación
sino mediante un estudio muy profundo
que sólo hacen los músicos
profesionales que escriben música
sinfónica, trabajo que requiere
mucho tiempo, del cual Perucho no habría
podido disponer en aquellos momentos aunque
hubiera querido y hubiera estado capacitado
para hacerlo.
POPULARIDAD DEL HIMNO
Hecha esta aclaración, para seguir
el proceso histórico del Himno
les diré que la música de
Figueredo que intituló La
Bayamesa, y que se había
pedido para que fuera La Marsellesa
de los revolucionarios, fué popularizándose
rápidamente, y pocos días
después del levantamiento de Carlos
Manuel de Céspedes, el 18 de Octubre
de 1868, cuando
los cubanos galopaban hacia Bayamo, y
al tomar la plaza, combatieronsegún
han afirmado los historiadorestarareando
las notas vehementes de Perucho,
encantados con la música, y al
contemplar la bandera cubana que enarbolaba
Candelaria, la valiente hija de Figueredo.
En cuanto se firmó la capitulación
de la Ciudad Monumento Figueredo dió
a conocer la letra de su bélica
marcha y desde entonces recibió
el nombre de Himno de Bayamo, cantándose
por el pueblo en masa con devoción
y entusiasmo in inusitados. Véase
la melodía original en la Ilustración
Nº 1.
Ahora, amigos periodistas, tengo que hacerles
otro comentario, poque se ha dicho también
y se ha publicado recientemente, (1)
que
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