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blicada en la edición de Marín Otero y en la de Marín Varona, en la pauta 1a. En la misma ilustración, se muestra la 2da. parte de unos toques de corneta de la Caballería española. Y en la pauta tercera aparece la introducción de Rodríguez Ferrer.

Es evidente que el ritmo de los primeros compases, formado por una nota con puntillo, y las tres notas que forman la semicadencia y la cadencia perfecta del final de la introducción, son exactamente iguales en la introducción de Rodríguez Ferrer que en los toques de la caballería española y también son iguales a los de la introducción de la edición de Marín Otero, a pesar de que ésta es algo más corta y que las aludidas notas aparecen en la octava inferior.

Ilustración No. 8—Introducción de Marín Otero y de M. Varona.
Ilustración No. 8—Introducción de Marín Otero y de M. Varona.
(2) Toques militares de la caballería española.
Ilustración No. 8 (2) Toques militares de la caballería española.
(3) Introducción de Rodríguez Ferrer.
Ilustración No. 8 (3) Introducción de Rodríguez Ferrer.

Como también se ha dicho recientemente que esos toques son comunes a varios ejércitos y el mismo Rodríguez Ferrer lo declaró en un escrito, reproducido en días pasados, explicando que son muy pocas las notas que se pueden tocar en un clarín, debo aclararles que el parecido de la introducción del arreglo de Rodríguez Ferrer es exacto a los toques españoles, pues en los demás ejércitos que han mencionado, cuando aparecen esas notas no tienen el mismo ritmo ni la misma duración y no puede, por tanto, considerarse que su uso es general en varios ejércitos.

En cuanto a las notas que en el año 1900 podía dar una corneta o un cornetín debo decir que toda persona que conozca la historia de los instrumentos sabe que después de la primera década del siglo XIX, por medio de pistones y otros recursos, los tubos de metal empezaron a producir todos los sonidos correspondientes a su registro y no hay motivo para pensar que para tocar el Himno Nacional las Bandas de Música tuvieran que escoger un instrumento del tipo de las primeras cornetas de caza. Y aunque en Cuba no hubieran habido más que instrumentos del último tipo citado, esas notas no han debido ser iguales a las del toque español, pues muy bien podían haberse variado.

 
 

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